En un lugar cualquiera del planeta me encontraba hambriento después de varios días sin comer al huir precipitadamente de la justicia, de pronto me puse a escuchar el sonido de agua y tenía que averiguar de donde venía, según me acercaba me di cuenta que era una fuente así que me dispuse a mirar por si había algún pez que me llevará a la boca con tan mala suerte que no había ninguno. Pero como no hay mal que por bien no venga observe que aquel sitio estaba plagado de insectos por lo que me dispuse a coger algunos, cuando hube terminado me dispuse hacer una lumbre para cocinarlos y pasar la noche allí con lo que dormiria calentito. Al no poder dormir por lo que me rondaba la cabeza me puse a contar estrellas.